Declaración del presidente Gustavo Petro Urrego al término de su visita oficial a la República de Haití

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Jacmel, Haití, 22 de enero de 2025

Bonsoir,

Un saludo muy especial a mi pueblo hermano de Haití que nos acompaña en el día de hoy. Voy a hablar en español, puedo comprender el francés y leerlo, pero no hablarlo.​

  • Presidente del Consejo de Transición de Haití, Leslie Voltaire;
  • Primer Ministro de la República de Haití, Didier Alix Fils-Aime;
  • Consejero Presidente Edgar Leblanc;
  • Señoras y señores Ministros de la República de Haití, directoras, ministras y ministros e integrantes de la Delegación de la República de Colombia;
  • Grupo Folclórico Explosión Cultural, medios de comunicación regionales e internacionales.
Estamos exactamente en el punto donde Francisco Miranda y Simón Bolívar llenos de sueños, quizás de temores, partieron de este pueblo, aquí durmieron sus noches, buscaron apoyo y lo encontraron. Y se fueron a buscar la libertad en nuestro continente, en nuestras tierras, en nuestras montañas y llanos, en nuestras playas hermosas. En toda la América del Sur y parte de la América Central.

A decirle al mundo que había llegado la época de la libertad.Inspirados en ustedes, el pueblo haitiano, que ha hecho una de las mayores, más grandes y más profundas revoluciones del mundo. Se olvida hoy, se oculta, se trata de tapar, pensando que las revoluciones las hicieron gente de piel blanca, allá en París, allá en Moscú, allá en Washington hoy.

Pero se olvida en la historia que una revolución negra levantó aquí su bandera para romper la peor esclavitud de todas. Que le gritó al África, que le gritó al Asia, que le gritó a la China, a Cuba y al Caribe, que les gritó a América del Sur, a quienes vivimos en Colombia y en Venezuela, y en Ecuador y en Panamá, que nunca debieron haberse separado. Que le gritó a toda la América que había llegado la hora de la libertad.

Quienes estaban bajo cadenas, quienes rompieron las cadenas de verdad, y que sin pensar que era una isla, simplemente, un pueblo que aquí, aguerrido, había luchado por la libertad dentro de la isla, quiso gritarle al mundo todo. Quiso gritarle a la humanidad que nadie podría ser esclavo de ningún color. Y que la humanidad solo sería posible si estuviese compuesta hasta la última persona de seres libres. No puede haber humanidad sin seres libres.

Libertad o m​​uerte

La época de la emancipación había llegado y se tomó el corazón del mundo. A veces digo que Colombia es el corazón del mundo y que, si ese corazón se llena de sangre derramada, se llena de decadencia, se llena de servilismo ante el extranjero, el corazón de la humanidad perece.

A ustedes tengo que agradecerles desde aquí que le hayan ayudado a hacer la libertad a mi América y a mi Colombia. Nos regalaron hasta la bandera. Hay quien dice que la bandera refleja los tonos de la piel y de los ojos de una mujer rubia, quizás una zarina, dicen. Nuestra bandera no refleja reyes, lucha contra reyes. Ayudó a acabar la monarquía y por eso somos una república.

La bandera de Colombia fue hecha por manos negras y no manos de rubios ni de rubias. Aunque los respetamos en su propio valor cultural. Fue hecha por manos negras, de una negra que se la entregó como tricolor a Miranda para que la llevara cabalgando y navegando hasta la América. Por eso esa bandera tiene dos franjas, la azul y la roja. No representan el cielo solamente o la sangre derramada por la libertad. Representan también la bandera de Haití y la revolución haitiana.

La bandera de ustedes se ponía en cualquier casa del África, en cualquier casa de Europa, en cualquier casa de la América. Allí donde hubiera un corazón, una familia, una mujer o un hombre dispuestos a luchar y a morir por la libertad.

Luego ese azul y ese rojo también es una bandera libertaria, al lado del negro y el rojo que decía libertad o muerte. Aquí dijimos “libertad o muerte ». Y en Colombia, que era la nueva Granada, dijimos “libertad o muerte ». Y un jinete desde Caracas partió para recoger y recoger en toda la América y gritar con suficiencia “libertad o muerte ».

Aquí estamos. Hoy hay otro mundo quizás. Después de los dos siglos desde que salieron los barcos, los hombres haitianos y americanos, colombianos y venezolanos a luchar por la libertad, de esos más de dos siglos a hoy ha pasado toda una historia. Se ha olvidado a Haití.

Los dueños de esclavos franceses vinieron a pedir indemnizaciones como si el ser humano fuese propiedad privada. Así decían los esclavistas en Colombia que había que indemnizarlos si querían que los esclavos fuesen libres porque los esclavos eran una propiedad privada.

Así se traicionó de Alexandre Pétion porque se incumplió la promesa de liberar los esclavos negros traídos a la fuerza del África en el propio territorio colombiano. Y aún hasta hace poco han gobernado en Colombia herederos de los esclavistas. Personas que creen que hay una raza superior, una oligarquía que es aristocrática, que es española, que es monárquica y que se olvidó de nuestro propio origen republicano asesinando por centenares de miles a nuestro propio pueblo. Ahora a nosotros nos toca recordar esa historia.

Ahora que están diciendo, precisamente, en las ciudades del poder del mundo blanco, allá en Washington o en Nueva York, lleno de luchas, esa misma Washington y ese mismo Nueva York, de luchas del pueblo negro que vino aquí, africano. No sabía dónde, encadenado, y que supo llegar a esas ciudades y pensar en la libertad.

No sería Estados Unidos nada sin el pueblo negro, sin el pueblo mexicano. No sería Estados Unidos nada si a los blancos no se les hubiera enseñado lo que significa luchar por la libertad, cantar por la libertad.

Los cantos más lindos de América, quizás, hoy recorren todo el continente, pero también recorren el centro de Washington y el centro de Nueva York y el sur de los Estados Unidos y el norte y el Canadá. Y son cantos hermosos en inglés, en español o en francés o en holandés porque esos cantos siempre cantan la libertad.

Porque las culturas desde la Alaska hasta la Patagonia siguen unidas a pesar de que quieren separarnos, de que quieren echarnos de la casa a la que nos llevaron a la fuerza, o a la casa de donde sacaron a la fuerza a latinoamericanos, a caribeños.

No quieren haitianos, no quieren venezolanos, no quieren puertorriqueños, no quieren colombianos. Pues dejémoslos un rato solos, a ver cómo les va, porque yo creo que somos nosotros los que nos vamos a ayudar entre nosotros y que quienes nos echan se van a quedar solos.

Humanidad p​​or encima de Nación

Y entre más solos más pobres, más decadentes, entre más solo pensando que son la raza superior se van a volver más nazis. Y va a ocurrir lo que ocurrió en la historia de los nazis, va a aparecer una humanidad.

En aquel entonces, en el 36, en el 45, esa humanidad comenzó con el mismo pueblo europeo, soviéticos, comunistas, socialistas, cristianos, republicanos, demócratas, gente que no le cabía la indignidad en el corazón de ver llevar a los campos de concentración a la humanidad misma, a matarla a la humanidad misma, se paró y por millones murieron, pero por millones acompañados de ejércitos rojos y blancos y negros, de muchachos campesinos de Ohio, de los campos de Wisconsin, de Texas, de los Estados Unidos, fueron a morir también por la libertad, y allá están enterrados, cuando derrotaron al ejército nazi, al ejército de la esclavitud y se comportaron como humanidad, juntos, luchando por esa libertad que nació aquí, Leslie (Voltaire, presidente del Consejo Presidencial de Transición), la libertad que nació en Haití también.

Ahora me pregunto si no es la hora de que esa humanidad se junte, de que la juventud blanca norteamericana, de que la mujer de todos los países, de que la juventud de todos los países tal cual llegó aquí joven, Simón Bolívar, mucho más joven que nosotros ahora, tal cual llegó Francisco Miranda joven, a pensar en una idea joven que puede ser la democracia y que puede ser la república y que puede ser la libertad y la soberanía de los pueblos, pues yo creo que hoy tenemos que pensar en una idea joven, jóvenes y mujeres y revolucionarios que no olvidamos que es la libertad.

Pensar que más que las naciones, hoy tiene que surgir un nuevo cuerpo político, un nuevo sujeto político que haga las revoluciones que hoy se necesitan. Eso se llama humanidad, por encima de la nación.

Hay que decirle a Trump, hay que decirle a Elon Musk cuyo padre era un inmigrante venido escapado de los ejércitos nazis, que la humanidad es más importante, que solo las naciones pueden vivir si vive la humanidad, y la humanidad no puede vivir más que si es libre, que si son los seres libres en todo rincón del planeta.

Yo tengo que decirles a ellos que las estrellas no se alcanzan mientras haya guerras y bombardeen niños en cualquier país del mundo. ¿Quieren alcanzar las estrellas? Pues tenemos que hacer de la tierra un paraíso de libertad y un paraíso de la vida.

Sólo podemos alcanzar las estrellas como quieren Musk, que sus naves se destruyen cada vez que salen, si somos capaces de construir libertad y humanidad y vida, mucha vida, en todos los rincones del planeta, comportarnos como hermanos y olvidar aquellas épocas en que unos blancos se creían dueños de unos negros que decían que eran esclavos, los dueños les dieron una lección de humanidad a los dueños, los esclavos les dieron una lección de humanidad a los propietarios.

Usted mañana va a visitar al Papa Francisco, él en su iglesia, en los mármoles del centro de Roma, sabe, sabe que el mayor corazón de esos mármoles muertos es el corazón de los vivos, el corazón de la libertad.

Dele usted un saludo de parte de todos los pueblos latinoamericanos que hoy por hoy tienen que unirse para ayudarse mutuamente, para crecer, para ayudarnos otra vez entre colombianos y haitianos, porque esa ayuda, esa solidaridad mutua, ese cooperar es la base de la humanidad, de nuestra fortaleza, de nuestro poder.

Les pido​ perdón

Gracias pueblo haitiano, les pido perdón porque aquí llegaron unos colombianos blancos a matar al presidente de Haití. En nombre de todo el pueblo colombiano les digo, nosotros no creemos en esa muerte que propagaron esos colombianos, nosotros creemos en la vida, Colombia es corazón de la vida en el mundo y, por tanto, queremos estrecharnos en la vida, con los corazones, con la mano sincera y no con la mano de los asesinos.

Gracias, muy amables.


Gustavo Petro Urrego

President de Colombia
Jacmel, Haití, 22 de enero de 2025